Una Historia del Liceo Nº22

Alesandra Martínez Vázquez

El Liceo Nº22 de La Teja comenzó a funcionar el 18 de marzo de 1968 en tres locales: el liceo Nº11 del Cerro, el Nº16 ubicado en ese momento en Agraciada 3636 y la escuela Nº96 en la calle Santa Lucía. Desde el 16 de octubre de 1968, las actividades se trasladaron a una casona de época sobre la Av. Carlos María Ramírez 546 que fue cedida en comodato por el BPS (el entonces Consejo Central de Asignaciones Familiares) La demanda estudiantil generó que en 1971 el Consejo de Educación Secundaria comprara una casona antigua en la calle Ameghino 4338 que funcionó hasta el año 2021 como un anexo al local central.

Fue uno de los liceos de Montevideo donde se implementó el Plan de estudios de 1963, conocido como Plan Piloto o Liceos Piloto que se constituyó como un hito en la educación media uruguaya. El diseño curricular establecía un primer ciclo de cinco años de duración que se desarrollaría en dos niveles de tres y dos años. El segundo ciclo, el último, estaba pensado para preparar a las y los estudiantes para su ingreso a la Universidad. El cambio más significativo del Plan Piloto con respecto a los planes anteriores fue la existencia de talleres vinculados a la expresión musical y plástica y a las manualidades, con una carga horaria importante, donde se buscaba ofrecer una gran variedad de actividades, como ser trabajo en madera y en metal, circuitos eléctricos, trenzado de cuero, fotografía, música, etc.

El avance del autoritarismo, la crisis económica y social de fines de la década de 1960 encontró a parte de su estudiantado y profesorado comprometido con la difícil realidad del país, realizando reclamos, organizándose para las diversas luchas del período. Coordinaban con estudiantes de otros liceos.

Durante la Dictadura, en el Liceo Nº22, así como en el resto de la educación secundaria, se impusieron estrictas normas de vestimenta y de aspecto personal. Las y los estudiantes de la época recuerdan los controles sobre el largo del pelo hacia los varones y la preferencia por el pelo atado en las mujeres, la exigencia de la utilización de la insignia liceal, la rigidez con la utilización del uniforme, donde, entre otros ejemplos, la corbata debía estar bien hecha y hacia arriba, “hasta que te ahorcara”, o el largo de las polleras a las mujeres. También recuerdan con picardía las distintas estrategias para desafiar y burlar los diferentes controles: tirarse la insignia por la ventana, incluso reclamos para concurrir de jean. Durante el año 1975, declarado por el régimen civil-militar como Año de la Orientalidad, se recuerda que las y los estudiantes debían escribirlo todos los días debajo de la fecha en sus cuadernos.

El 15 de junio de 1976 en Buenos Aires, en el marco del Plan Cóndor, fue secuestrado y recluido en Automotores Orletti, Julio Rodríguez Rodríguez, quien permanece desaparecido. Julio era tejano y estudiante del Liceo Nº22. Había integrado la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y luego, el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP). Según su tío Raúl Peña, “En el liceo fue muy activista también, trabajó mucho, fue compañero, tuvo sentimientos de hermano, amigo…”, se había radicado en Buenos Aires en 1974 y trabajaba en una imprenta.  

La Democracia encontró a los locales del Liceo Nº22 con un deterioro edilicio considerable. Bancos rotos, inundaciones, roedores, revoques de paredes y techos que se caían, hormigas en algunos salones que generaban polvo sobre los bancos. Cada vez se hacía más evidente que las casonas no eran un liceo. Incluso, el anexo ubicado en la calle Ameghino dejó de funcionar durante algunos años. En el año 2014 el Consejo de Educación Secundaria adquirió una propiedad en Carlos María Ramírez esquina Vicente Yáñez Pinzón que se constituyó como otro local del liceo.

Durante muchos años docentes, estudiantes y barriada desearon contar con un edificio nuevo que pudiese contemplar las diversas necesidades de trabajo y estudio. Los esfuerzos tomaron mayor impulso hacia el año 2015. No fue tarea sencilla, se hizo imprescindible la lucha sindical del núcleo del liceo, del Zonal Oeste y de todo ADES Montevideo, además de los reclamos estudiantiles y el apoyo barrial. Se sucedieron varias ocupaciones, paralizaciones, volanteadas, reuniones con las autoridades.

En el año 2018 se abandonó la vieja casona y se pasó a trabajar en tres anexos: Carlos María Ramírez y Yáñez Pinzón (Anexo 1), Yáñez Pinzón entre Carlos María Ramírez y Laureles (Anexo 2), Ameghino 4338 (popularmente conocido como “El Palacio”). En el 2019 se comenzó a construir el liceo y finalmente, en marzo de 2021, comenzaron las clases en el nuevo edificio.

Bibliografía y otras referencias.

BARRIOS PINTOS, Aníbal, y REYES ABADIE, Washington. Los barrios de Montevideo. VI: El Cerro, Pueblo Victoria (La Teja) y barrios aledaños. Montevideo. Intendencia de Montevideo. 1994.

CONSEJO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA. Liceos del Uruguay 1935-2008. Montevideo. CES. 2008.

La Red 21, 8 de noviembre de 2000, “Una calle para Julio de la Teja.”

PRESIDENCIA Y UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA. Investigación Histórica sobre Detenidos Desaparecidos. Tomo III. Datos de las víctimas. Fichas personales. Niños y N.N. Montevideo. IMPO. 2007.

Nota: Ex estudiantes del Liceo Nº22 mantienen una red social Facebook “Yo fui al Liceo N22 de La Teja” donde vuelcan fotografías y diversos recuerdos. Resulta ser una importante fuente de documentos y muchos de ellos son utilizados aquí.

Anexo.













No hay comentarios: